MÉTODOS NO TÉRMICOS – Otros métodos tecnológicos

Los mayores avances de los procesos tecnológicos alimentarios se han conseguido con la aplicación de métodos no térmicos. Se trata, en su mayoría, de procesos físicos que no afectan o lo hacen de una forma muy leve a las características organolépticas de los alimentos. Son alternativas de transformación que inactivan la actividad microbiana por diferentes vías.

La mayor parte de las investigaciones se llevan a cabo actualmente a temperatura ambiente, obteniendo alimentos similares a los iniciales, con un tiempo de procesamiento mucho más corto. Se han desarrollado procesos relacionados con la presión, la luz y el sonido, además de varios tipos de radiación electromagnética. Los más destacados son:
  • Altas presiones
  • Ultrasonidos
  •  Radiaciones ionizantes y radiación ultravioleta
  • Campos eléctricos pulsantes de alta intensidad (CEPAI); pulsos de luz (PL); campos magnéticos oscilantes (CMO)

Además, podemos incluir en estos métodos el uso de productos químicos (como ozono, dióxido de carbono, agua electrolizada, bacteriocinas…) y el uso de los envases inteligentes.

Ahora explicaremos algunas de las técnicas más utilizadas.

Altas presiones
Este procedimiento se conoce como alta presión hidrostática (APH o HPP en inglés, High Pressure Processing), una de las nuevas tecnologías más usadas en la industria alimentaria. Su descubrimiento fue alrededor de 1990 pero su aplicación comenzó en el año 2000, exclusivamente en grandes plantas industriales. España es uno de los países pioneros en su uso.

Las altas presiones no se limitan simplemente a la conservación de alimentos, sino que además aumentan sus características organolépticas y de composición y su forma.

La principal desventaja de este método es su elevado coste, además de la dificultad de fabricación de las cámaras de alta presión. Esto supone un gran obstáculo en las empresas que no tienen los fondos suficientes para acceder a este tipo de tecnología.

Se puede utilizar tanto en sólidos como en líquidos, trabajando con una gama de alimentos más amplia que otras técnicas. Puede remplazar al uso de productos químicos y, muchas veces, no es necesario recurrir a métodos térmicos aunque se pueden combinar de una forma controlada.

Existen innumerables ventajas que podemos destacar de este procedimiento, pero las más importantes son:
  • Destrucción de patógenos (Listeria, Salmonella, Vibrio, Norovirus, etc.).
  • Aumento de la vida útil del producto.
  • Reducción de la flora alterante.
  • Retención de las características del producto fresco, manteniendo intactas las propiedades sensoriales y nutricionales.
  • Reducción o no necesidad de conservantes.
  • Uso tan sólo de agua y electricidad, respetuosa con el medio ambiente.

Esta técnica consiste en someter al alimento, dentro de su envase final flexible, a altos niveles de presión hidrostática (300–600 MPa/43,500-87,000psi) transmitida por el agua, durante unos segundos a minutos.

La imagen nos muestra el procesado que sufre el alimento.



Además de bebidas, vegetales y frutas, carnes y pescados, y un sinfín de productos alimentarios también puede utilizarse para la preparación de productos de farmacia y cosmética.

En este vídeo, de una empresa dedicada a la fabricación de las máquinas HPP nos muestra un resumen del proceso.

Ultrasonidos
Se trata de ondas acústicas inaudibles, con una frecuencia igual o superior a 20 kHz. Lo usual es que se utilicen rangos entres 20kHz y 10 MHz.

Concretamente la banda de 20 a 100kHz se denomina ultrasonido de alta potencia que permite el uso de la cavitación. Durante el tratamiento con los ultrasonidos los efectos que se producen en los alimentos son principalmente mecánicos, produciéndose ciclos de expansión y compresión de forma alterna. Durante esta expansión, los ultrasonidos causan el crecimiento de burbujas existentes o la formación de nuevas. Cuando llegan a un volumen al que no pueden absorber más energía, implosionan. Esto provoca corrientes que hacen colapsar las moléculas de líquido y se produce así la inactivación de los microbios. Esto es lo que se conoce como cavitación. En este proceso se llegan a alcanzar temperaturas dentro de las burbujas de hasta 5500ºC y presiones de 50 MPa, durante tiempos muy cortos.

Por si solos los ultrasonidos no muestran un efecto sobre enzimas y microorganismos, pero en conjunto con otras técnicas han resultado ser muy útiles. La mayoría de las investigaciones se ha encaminado a la combinación de los ultrasonidos con calor, presión o ambos.

En el siguiente vídeo explicativo se resume este proceso a la perfección: 


Continuaremos explicando más de estas técnicas en entradas posteriores.

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